Cuando el niño entró en la escuela, la agente se dio cuenta por su dura mirada que “no estaba de buen humor”. Enfadado, el niño se tumbó boca abajo en el suelo, informa ABC News.

Cornner-Jones, madre además de dos niños de 3 y 5 años y una adolescente de 17, vio a la madre del pequeño al otro lado de la habitación y le señaló preguntándole si podía “hacer algo”. Entonces, dejó sus llaves y teléfono a sus acompañantes y se tiró en el suelo junto al niño. “No era un momento policía. Era un momento madre”, ha explicado en Facebook.

Al principio, el chico la miró con sorpresa. “Como ¿qué estás haciendo?”, indica la agente. Ella le secó las lágrimas de los ojos y le preguntó “Hey, hombrecito, ¿qué pasa?”, y le dijo que todo iba a ir bien.

“Entiendo estos momentos de los niños”, indica. “Necesitan a alguien que se ponga a su nivel”.

Cornner-Jones pasó unos minutos en el suelo con él, y poco después, ya le estaba sonriendo. Fue una interacción del momento, que nunca pensó que podría atraer la atención de los medios de comunicación. Pero Precious se ha mostrado muy contenta de formar parte de algo “positivo”.

Nunca supo por qué el niño estaba enfadado, pero su madre le agradeció múltiples veces lo que había hecho tras entrar con él en clase y compartir un abrazo.

“Creo que la gente pierde de vista que estos niños son humanos también”, explica esta agente, que forma parte de la Policía de Indianápolis desde 2009. “Tienen días malos. No podemos esperar que sean pequeños robots y que hagan exactamente todo lo que les decimos”.

Precious espera que esta historia enseñe a la gente a tener “más paciencia” con los niños e inspire a las personas a “parar” un momento y “mostrar a los demás un poco de amor”.

Fuente: telecinco