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Una noche de borrachera puede salir cara sobre todo si se ponen miles de kilómetros de por medio
A Alexander Caviel, un asesor financiero de 21 años, nunca se le olvidará la Pascua de 2016. Su nombre circula en todos los foros tras hacerse famoso por una noche de juerga que a poco le cuesta un disgusto. Este joven británico salió a tomarse unas cañas por Essex, en Inglaterra, y, sin saber cómo había llegado hasta allí, se despertó en Barcelona.
Terminar la noche donde menos se podía esperar es un clásico, pero levantarse en la otra punta de Europa, avión mediante, es otra cosa, y a Alexander Caviel lo ha convertido en el hazmerreír de muchos en su entorno.
El pasaje lo compró ya bajo los efectos del alcohol a través de su teléfono móvil en el mismo aeropuerto de Stansted, en Londres. Estaba en España ya cuando terminó de ser consciente de lo que había hecho. No está acostumbrado a beber y se había dejado llevar por la euforia.
Pero decidió asumir los hechos, y se quedó 4 días para conocer la capital catalana. Estos días se sintió muy solo y es por lo que empezó a difundir su historia a través de la red social Snapchat.
También en Facebook compartió la experiencia que comenzó acompañado de su amigo James Mansfield, compañero de salidas y aventuras varias. Pero al aeropuerto del Prat de Llobregat llegó solo.
“No fui consciente de lo que había hecho hasta que el avión no aterrizó en Barcelona”, reconoció Alexander antes de empezar a conocer monumentos como la Sagrada Familia y también la noche barcelonesa, una de las más afamadas de Europa. La aventura terminaba al martes siguiente cuando reservó, en plena Semana Santa, un vuelo de vuelta en Ryanair.
Sus padres aún no lo pueden creer. “No supimos nada de él hasta el sábado por la mañana”, han dicho aún preocupados porque “nos llamó y nos dijo que estaba en Barcelona y que no tenía ni idea de cómo había acabado allí”.
Fuente: ideal