El cantante, embajador de buena voluntad de Unicef, visitó recientemente el Líbano donde conoció la precaria situación de los refugiados

Soy embajador de buena voluntad de Unicef desde hace más de 10 años porque creo que es importante comprometerse con la infancia y luchar para que todos los niños y niñas disfruten de sus derechos, estén donde estén.

Ver a un menor siendo victima de trata humana es muy duro. Saber a algunos, sistemáticamente, se les somete a la explotación y la violación de sus derechos es insoportable e inaceptable.

Hace unos meses, en mi viaje a Líbano con Unicef, conocí a familias y niños refugiados sirios viviendo en condiciones verdaderamente precarias. Me conmovió especialmente escuchar el testimonio de Batoul, un chaval que con tan solo 11 años tiene que trabajar realizando labores agrícolas hasta 12 horas al día y lo único que recibe a cambio es agua. Se te cae el alma a los pies.

Como padre y como ser humano siento la intensa necesidad de contribuir a aliviar el sufrimiento de esos niños, y a luchar junto con Unicef para que al igual que lo deseo para mis propios hijos, todos los niños puedan jugar, estudiar, soñar y sobre todo, vivir plenamente su infancia.

Fuente: elpais