Si ya has pasado la época universitaria, podrás echar la vista atrás y fijarte en si es cierto aquello que decían de que sacar mejores notas te llevaría a un mayor éxito. Seguramente, si eras de esos que pasaron por la facultad sin pena ni gloria pensarás que no era para tanto; por otro lado, si tus notas no bajaron de Excelente es posible que ahora opines que tanto esfuerzo no mereció del todo la pena.
Los defensores de que estudiar más no es garantía de nada nos ponen siempre los mismos ejemplos: Stephen Hawking y Albert Einstein, unos estudiantes mediocres que luego resultaron ser unos genios inigualables. Se aburrían en clase, lo hacían todo despacio y no daban pie con bola. ¿Por qué se produce esta situación? Todo tiene que ver con la capacidad mental (inteligencia real) de los estudiantes y el sistema educativo, a menudo inflexible, anticuado y que mata la imaginación y el raciocinio.
De este debate han surgido varios foros, estudios y demás parafernalia sobre si realmente existe una relación directa entre el “fracaso académico” y el éxito. Un ejemplo de ello es el libro Despierta el genio financiero de tus hijos. ¿Por qué los estudiantes de 10 trabajan para estudiantes de 6?, de Robert T. Kiyosaki, donde da algunos detalles de por qué acabamos donde acabamos (unos encima y otros debajo):
1. El colegio y el desfase con la realidad
Lo cierto es que cada vez se comenta más que el sistema académico, en particular el español, mata la creatividad, la imaginación y el impulso emprendedor. Nuestros profesores, con la mejor intención, nos evalúan sobre unos conocimientos que nos aprendemos de memoria (es decir, no aprendemos), pero están muy desconectados con la realidad, por lo que los estudiantes que no creen en eso acaban por tomar su propio camino en libertad sin presiones ni barreras. Y suelen acertar.
2. Superar el fracaso
Los estudiantes que aprueban siempre justo suelen arrastrar toda su vida académica la etiqueta de mediocres, lo que les hace buscar un remedio a ese resentimiento esforzándose para sacar lo mejor de sí mismos. Eso, a la larga, hace que puedan llegar más lejos. Este tipo de gente suele pensar en el futuro, no en el pasado, y se entrena para derrotar a su pasado.
3. Hacer tu propio camino
Si nos acordamos de Steve Jobs, Mark Zuckerberg o Bill Gates, entre otros, asistieron a las mejores universidades de Estados Unidos durante unos años, aunque jamás terminaron sus estudios y decidieron salirse antes para crear su proyecto. Es importante mantener la ilusión, persistir en la curiosidad y rodearse de las mejores personas (elígelas tú) para alcanzar el éxito, no someternos y dejarnos hacer libremente. No se deben poner puertas a nuestro campo.
La clave en los malos estudiantes consiste en entender que esa diferencia con respecto a los demás es algo bueno, positivo, ya que les permitirá realizar cosas extraordinarias, pensadas pero no materializadas. Dejar pensar y dejar hacer, esa es la idea.
Fuente: Steven Jorge/codigonuevo