Para que los turistas pudieran tomarse fotos, le quitaron los dientes a este loris perezoso

Sin anestesia, sin remordimiento.

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Antes de ser rescatado por la fundación de Tailandia Wildlife Friends Foundation (WFFT), Boris, un loris perezo, estaba solo en la playa Chaweng en la Isla Koh Samui. Supuestamente, un hombre con escasa información lo encontró allí. Cuando los veterinarios examinaron al loris, notaron que además de estar lleno de pulgas, su muñeca estaba rota y lo peor, no tenía dientes. Se los habían quitado. 

Tristemente, esto no es nuevo.

Por su tierna apariencia, los loris (al igual que los perezosos en el Amazonas) son utilizados como medio de entretenimiento para turistas que buscan tomarse fotografías con animales exóticos. Como son salvajes, pueden morder o arañar y, en el caso específico de los loris, pueden causar mucho daño con sus mordiscos, pues son primates venenosos (los únicos del mundo).

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Para no perder la oportunidad de negocio, los comerciantes les cortan o sacan los dientes en un proceso muy doloroso. Y a veces, incluso les quitan las garras.

De esta forma, quienes quieren la exótica y absurda foto, no tendrán problemas.

“El descolmillado y la extracción es común con loris en cautiverio. Particularmente, con los que son usados de forma ilegal como animales de apoyo en fotografías, para prevenir que causen heridas a las personas que pagan dinero para tener ese selfie increíble con animales exóticos en un lugar lejano e insólito”.

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¿Cómo lo hacen?

Para al extracción de dientes, no utilizan ninguna medicación que alivie el dolor. Sin remordimiento, les quitan su arma natural de defensa personal y los convierten en lo que no son: osos de peluche que sufren.

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Por acciones como estas, los loris están desapareciendo.

La población de dicha especie ha disminuido un 30% sólo en tres generaciones. Y seguirán haciéndolo si los comerciantes siguen robándose los bebés y maltratándolos como lo hacen. Y sólo por ganar unos dólares extra.

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La historia es triste, pero al menos Boris no volverá a sufrir.

No podrá volver al mundo salvaje pero vivirá en un santuario donde podrá escalar árboles, comer y relacionarse con otros primates de su especie.

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Ningún turista volverá a molestarlo.

Fuente: upsocl




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