“No podía sentarme en el inodoro en ropa interior o apoyarme en una pared porque podía estar más fría. Tampoco ir a comer a un restaurante en verano porque casi siempre encienden el aire acondicionado. Y mucho menos tomar un helado o bebidas frías”.
Estas son sólo algunas de las limitaciones con las que está acostumbrada a vivir Beatriz Sánchez, una joven española de 30 años que padece urticaria a frigore, una condición dermatológica que representa menos del 3% de las urticarias crónicas y que se conoce más comúnmente como alergia al frío.
Las personas que padecen este trastorno desarrollan ronchas o habones en la superficie de la piel, cuando entra en contacto con el frío, que generan irritación y picor.
Tanto el agua como el aire frío pueden desencadenar esta reacción.
“En casos extremos, esta reacción va acompañada de una baja de la tensión arterial, shock, mareo y puede llegar incluso a haber pérdida del conocimiento”, le explica a BBC Mundo, Javier Subiza, especialista en Alergología e Inmunología Clínica de la Clínica Subiza en Madrid, España.
Según informa en su página web la Clínica Mayo, en Estados Unidos, no se sabe con exactitud qué causa la urticaria a frigore, pero alguna gente parece tener las células de la piel muy sensibles por causas hereditarias, un virus o una enfermedad.
En las personas que padecen esta condición, el frío provoca la liberación de histamina y otras sustancias químicas en la sangre, y esto es lo que da lugar a la aparición de ronchas.
Peor en verano
Pero contrario a lo que uno pueda imaginarse, para que se produzca esta clase de urticaria no hace falta que sea invierno, ni que la piel experimente temperaturas extremas.
“Una bajada en la temperatura ambiente de 26º a 24º puede provocarla también”, señala Subiza.
Para Sánchez, precisamente, el verano se transformó en una pesadilla.
“Pensé que iba a estar mejor pero fue todo lo contrario. En la playa, con solo andar por la orilla del mar, me salpicaba el agua y ya se me ponía la piel mal”, recuerda.
“Un día me metí al agua un minuto y enseguida me salió una reacción en todo el cuerpo que tardó tres horas en desaparecer”.
“No sólo eso. A veces, cuando salía de la ducha, si tardaba un poquito en secarme, el agua se me enfriaba sobre la piel y me pasaba lo mismo”, le dice a BBC Mundo.
También le ocurría en los días de calor con el sudor: cuando se le enfriaba la transpiración, su piel reaccionaba con urticaria.
Lo normal es que la piel se demore cinco minutos en reaccionar, cuenta Sánchez, pero en mi caso, reaccionaba al minuto.
Tratamiento
La urticaria a frigore afecta mayormente a adultos jóvenes. Su severidad varía, “pero en la mayoría de los casos no pasa de ser una urticaria”, comenta Subiza.
No tiene cura, pero puede tratarse. Y, afortunadamente, no es una enfermedad que dure toda la vida: suele remitir por sí misma al cabo de unos años.
“Primero hay que hacer un diagnóstico y luego se debe determinar a partir de qué temperatura se genera la urticaria”, le dice Subiza a BBC Mundo.
A los pacientes que manifiestan síntomas con temperaturas relativamente altas, como por ejemplo desde los 20ºC, se les administra un tratamiento preventivo con antihistamínicos, en dosis dos o tres veces más altas de las que se usan normalmente.
Este tratamiento les permite tolerar temperaturas más frías.
Y, obviamente, los que sufren esta condición deben evitar el frío y los cambios de temperaturas bruscos.
Desde que comenzó a tomar los antihistamínicos, Sánchez reconoce que está mucho mejor. Sin embargo, tiene que tomar precauciones.
“Siempre tengo que llevar una inyección encima, porque te puedes marear y se te pueden cerrar las vías respiratorias por liberar tanta histamina, y eso te puede provocar ahogamiento”, dice.
Fuente: bbc