El libro “Sensibilidad e inteligencia en el mundo vegetal” ha permitido que se descubran los sorprendentes descubrimientos de Stefano Mancuso, un prestigioso profesor asociado de la Universidad de Florencia que dirige el laboratorio internacional de Neurobiología Vegetal y puede cambiar tu manera de ver el reino vegetal.
Siempre rodeado por una gran polémica debido a lo sorprendente y disruptivo de su propuesta, el propio término “neurobiología vegetal” no es aceptado por la mayoría de profesionales ya que hasta ahora, la versión oficial es que las plantas carecen de sistema nervioso y por supuesto, era impensable hablar de una ¡inteligencia vegetal!. Pero así lo explica él:
¿Tienen sentimientos la planta? La prueba del polígrafo
Cleve Backster era un agente de la CIA experto en la famosa máquina de la verdad, o “polígrafo”, que en 1966, por simple curiosidad, un día conectó el aparato a la hoja de una planta de interior que había su oficina.
El no podía hacerles preguntas a las plantas pero pensó que si las personas mostraban ciertas reacciones cuando se sienten amenazados, de modo que para hacerles sentir algo similar, pensó en prenderle fuego a una de las hojas de la planta. Tenía conectados los electrodos, y el instrumento de registro dibujó una curva muy acusada justo antes de hacerlo. Backster comprobó sorprendido que en el polígrafo apareció exactamente la curva típica que identificada en sus interrogatorios. ¡Pero todavía no la había tan siquiera tocado!
¿Cómo era posible que la planta se sintiera amenazada ante sus pensamientos?
Este experimento es uno de los que recoge el libro “La vida secreta de las plantas” junto a los que realizaron posteriormente a lechugas, cebollas, naranjas y plátanos, entre otras, y sostenían que las plantas eran capaces de reaccionar a los pensamientos de los seres humanos. Sin embargo, varios científicos han tratado durante años reproducir el “efecto Backster” sin ningún éxito por lo que ha sido desacreditada. Incluso se publico este comunicado contra la neurobiología vegetal “Trends in Plant Science”.A pesar de ello, el libro había dejado una gran huella en la cultura popular, y a partir de él, muchos americanos empezaron a hablarles a sus plantas o incluso ponerles música, asegurando que les ayudaba a crecer y mejorar.
Neurobiología vegetal
Es un nuevo y polémico campo de investigación que desde 2006 quiere dar respuesta a estas cuestiones. Después de muchos años de estudio hemos descubierto que los animales tienen sus propias formas de comunicación pero algunos estudios revelan que los árboles pueden comunicarse entre ellos de manera similar a los animales. Y lo que hace unos años era muy discutido y parecía ciencia ficción, cada día parece ser menos “ficción”. Quizás no esté demostrado que lean nuestros pensamientos pero sí que se los leen entre ellos.
Árboles Padre que cuidan de sus hijos
La Dra. Suzanne Simard descubrió que existen jerarquías y que los árboles más grandes ceden parte de sus nutrientes a los más pequeños. Las sociedades de los árboles pueden ser tan complejas como las de los animales. A los árboles más grandes se les llama Hubs o Árboles Madre, ellos son los encargados de favorecer el crecimiento de los más pequeños.
También existe una estrecha relación entre las raíces de los árboles y un tipo de hongos que crecen alrededor de ellas, a esta alianza se le llama micorriza.
La micorriza permite a los árboles comunicarse con otros, incluso saben distinguir entre los que son sus parientes directos y los que no.
O por ejemplo, las hifas de los árboles que les ayudan a la comunicación pues cuando un árbol es amenazado por una plaga o un animal hervívoro, lanza una señal a los demás para que produzcan una barrera tóxica para protegerse y ha habido casos en que cientos de antílopes han muerto simultáneamente.
Nos falta mucho por aprender pero cada vez estamos más cerca de entender la complejidad de la vida y la manera en la que cada ser vivo está conectado con la naturaleza.
Fuente: muhimu