Al parecer no es tan malo ser un poco impuntual.
Si eres de los que la mayoría de las veces llega tarde a cualquier tipo de actividad, seguramente has recibido constantes críticas por esto. Tu tardanza es simplemente una consecuencia de tu psicología y personalidad. Nada más ni nada menos. Pero hay ciertos beneficios escondidos en este rasgo…
Las personas que están crónicamente atrasadas son optimistas. Ellos creen que pueden hacer más tareas en un tiempo limitado. Y pesar de que son malos estimando el tiempo que necesitarán, su condición tiene ventajas asociadas en otros aspectos.
Investigadores han descubierto que el optimismo tiene beneficios en la salud ya que reduce el estrés y disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares, pues el optimismo fortalece el sistema inmune. La felicidad y el positivismo siempre se han relacionado con una vida más larga, en general.
Mantenerse optimista también ayuda al desarrollo personal ya que distintos estudios demuestran que aumenta la productividad, la creatividad y el trabajo en equipo.
Un estudio de la Universidad de San Diego ha concluido que el atraso está relacionado con aquellas personas que son más relajadas y fáciles de relacionar. Quienes están siempre tarde ven el futuro como algo lleno de oportunidades.
Sea como sea, lo cierto es que la puntualidad y el atraso se interpreta de manera distinta en los diferentes países. Por ejemplo, en Estados Unidos llegar tarde a un lugar es visto como un insulto o mala señal de ética. También creen que el tiempo es dinero y el dinero es tiempo. Pero en Europa depende del país. En Alemania la puntualidad es un imprescindible, mientras que en España se toman con más calma el tema.
Como sociedad e individuos debemos ser capaces de encontrar el balance perfecto entre la puntualidad y la tardanza. Los horarios son importantes, pero no es el fin del mundo si los rompemos. Es claro, quienes se dan el tiempo de detenerse y oler las rosas en el camino porque la vida hay que disfrutarla, tienen una visión más positiva del mundo, pero también deben aprenden a convivir con el resto y respetar sus normas. Ambos tipos de personas tienen que aprender aspectos del otro para lograr la actitud perfecta y una aceptación adecuada.