Muchos confiamos en el ibuprofeno como remedio estrella de todos nuestros males y dolores. Sin embargo, un reciente estudio señala que este medicamento no solo es responsable del aumento de complicaciones gastrointestinales, sino que además triplica el riesgo de padecer problemas cardiovasculares.
La alerta sanitaria no se limita solo al ibuprofeno, sino también a otros medicamentos de los llamados antiinflamatorios no esteroides (AINE), tales como el nanoproxen.
Las autoridades sanitarias llevan tiempo advirtiendo sobre el efecto negativo del consumo frecuente de ibuprofeno, sobre todo si se superan las dosis recomendadas. No obstante, y a pesar de ello, el ibuprofeno de 600 mg se ha convertido en la opción más vendida en todo el mundo.
Las autoridades sanitarias no paran de advertir: 400 mg es más que suficiente para tratar el dolor leve y moderado, con o sin inflamación, pudiendo tomarse sin peligro hasta 3 veces al día.
Alcanzar los 2400 mg. al día (una pastilla de 600 mg. cada 6 horas) de forma habitual, duplicaría los riesgos de sufrir un ataque al corazón, así como otro problemas coronarios, hipertensión, daños en hígado, estómago, problemas intestinales graves o de riñón.
Por todo ello, el Consejo de Investigación Médica del Reino Unido y otras autoridades sanitarias en todo el mundo han pedido a sus médicos que reduzcan la prescripción de este medicamento, solo a casos de gravedad o absolutamente necesarios y buscando otras alternativas siempre que sea posible. Sobre todo si el paciente posee antecedentes familiares de problemas cardiovasculares.
Existen diversas cosas que podemos hacer para reducir nuestro consumo de ibuprofeno. En primer lugar, evitar recurrir a él con demasiada facilidad y frecuencia, imponiéndonos ciertos límites. En segundo lugar, no comprar dosis altas de este medicamento si no es por prescripción. Tomar solo lo imprescindible y siempre de 400 mg; o partir las pastillas de 600 mg. para los dolores leves de cabeza, tomando solo 300 mg.
Si nuestros dolores son musculares, tratar de asistir a rehabilitación, fisioterapia y otros tratamientos que permitan curar nuestras lesiones a largo plazo, abandonando pronto el tratamiento analgésico.
Optar por otros analgésicos diversos al grupo AINE, si tenemos más de 40 años o antecedentes de enfermedades cardiovasculares en la familia. También para enfermos con problemas de estómago, úlceras o colon irritable.
Por último, si creemos que tenemos un dolor de cabeza provocado por el cansancio o el estrés, optar por descansar y reorganizar tu día para tomarte un respiro en vez de automedicarte. La salud no es un juego.
Fuente: lavozdelmuro