Al estudiar bacterias biolumnínicas un grupo de investigadores han diseñado la forma de que plantas y árboles puedan emitir luz, llegando a iluminar calles enteras por las noches. Parece ciencia ficción pero no lo es.
El responsable es Antony Evans es un bioingeniero y empresario de San Francisco que actualmente es fundador y CEO de Glowing Plant, un proyecto financiado colectivamente para concebir plantas domésticas bioluminiscentes que sirvan de iluminación ambiental. Un proyecto que permitiría sustituir las actuales farolas de las calles o de ciertos espacios por plantas o árboles bioluminiscentes.
No exento de polémica, Evans compara la generación de nuevos organismos a través de la mutación genética con la evolución digital y ve a los organismos vivos como aplicaciones:
En un mundo cada vez más preocupado por la sostenibilidad, Evans cree que la clave es aportar por la innovación y por ello desarrolló Glowing Plant Project, un proyecto que ya ha conseguido convertir una planta en bioluminiscente.
¿Pero cómo puede una planta puede producir luz?
Hace más de 2000 años que descubrimos este extraordinario fenómeno: bioluminiscencia, o la capacidad de algunos organismos para iluminarse, siempre ha creado una gran fascinación.
De hecho, no es la primera vez que se consigue, pues en 1986 ya un grupo de científicos habían implantado una enzima luminiscente (luciferasa) en una planta. Sin embargo, el resultado de esta planta de tabaco brillante, modificada genéticamente para recibir a uno de los genes de la luciérnaga (Photinus pyralis), fue muy tenue y, por tanto, más allá de la curiosidad, no tenía ninguna aplicación práctica aunque han tenido estas plantas brillando fuera de la Tierra, en la Estación Espacial Internacional.
Por ahora, en la Tierra no existe ninguna especie vegetal con esta capacidad de producir luz sin gasto de calor. La biotecnología y el diseño industrial tampoco han sido capaces de crear, hasta el momento, aplicaciones con viabilidad real hasta la llegada de Glowing Plant Project.
Para la mejora en el diseño de la ingeniería genética de las plantas, Evans contó con la ayuda emprendedor israelí Omri Amirav, que diseñó una secuencia de ADN que permitía a las plantas emitir luz. Tal y como explican en Xataka, el procedimiento consiste en usar un gen de una bacteria capaz de producir luminiscencia (Vibrio fischeri), e integrarlo en la Arabidopsis thaliana (una planta ampliamente utilizada en experimentación genética porque ya disponemos de la descodificación completa de su genoma). A continuación se re-editan las cadenas de ADN y, finalmente, por medio de otra bacteria que funciona como vehículo, se inocula el nuevo código en esta planta. Increíble, ¿verdad?.
Tenía la idea pero para poder llevarla a cabo, realizaron una campaña de financiación colectiva en Kickstarter para obtener los 65.000 dólares necesarios para crear la primera planta, siendo el primer proyecto de ingeniería genética que se lanzaba con éxito en la plataforma.
Las estrictas normativas en la UE acerca de las plantas genéticamente modificadas no permiten su desarrollo en países como España o la propia Holanda. Pero esto no supone un problema para el equipo de investigación que trabaja paralelamente en otro proyecto europeo llamado Glowing Nature.
Esta iniciativa es algo diferente y que utiliza arboles adultos a los que no se les modifica su ADN sino que se les aplica una fina capa de “pintura biológica” con propiedades luminiscentes. La pintura se recarga durante el día gracias a la radiación solar y emite luz durante la noche, con una autonomía de hasta 8 horas. Las pruebas de este nuevo material empezarán a final de este mismo año.
Seguramente muy pronto tengamos nuevas noticias suyas.
Fuente: muhimu