Cada mujer tiene sus propias armas de seducción. Qué mejor que una misma para saber cuáles son sus virtudes y potenciarlas al máximo para conseguir al hombre deseado. Del mismo modo, cada hombre tiene sus propias debilidades ante las que se derrite de inmediato, siempre y cuando la mujer le despierte cierto interés sexual.
MORDERSE EL LABIO
Puede ser sin duda el gesto universal de seducción que utilizan casi todas las mujeres. Con un ligero movimiento de mandíbula y cogiendo disimuladamente el labio inferior puedes conseguir que un hombre pierda por completo el norte, es decir, que en ese momento tenga incluso dificultades de distinguir entre sumas y restas.
Como no, aquí tienen ventaja las féminas con prominentes labios. Cuanto más voluminosos sean, por supuesto dentro de un máximo, será mucho más sencillo atraer la atención masculina.
CRUZAR LAS PIERNAS
Aquí hay una experta que nunca olvidará la escena más famosa de su carrera profesional. Sharon Stone enseñó en Instinto Básico el poder de seducción que pueden tener las piernas femeninas sobre la mente de un hombre. Por supuesto, haber olvidado la ropa interior en el cajón del armario es un plus a tener en cuenta.
Pero más allá de ese ‘despiste’, saber cruzar las piernas de una manera sexy, que no sexual ni choni, te ayudará a conseguir al hombre que deseas. Cuanto más largas y definidas, mejor. También las prefieren sin medias, aunque si tienes imperfecciones son un complemento que ni siquiera llegarán a notar.
SONRISA PICARONA
La sonrisa es una de las armas de seducción más potentes. Aunque siempre hay excepciones y muchos hombres se sienten atraídos por el morbo que despierta una mujer seria y con enorme personalidad, ellos las prefieren risueñas y divertidas. Siempre que sea posible, saca tu sonrisa a pasear y encandila a ese hombre que deseas seducir.
Para rizar el rizo, las sonrisas picaronas son las que más pueden atraer a la mente masculina. Aquellas sonrisas que no muestran nada, pero dicen mucho. Ya sabes, en el arte de la seducción siempre fue más efectivo insinuar que enseñar.
UTILIZAR EL BRILLO DE LABIOS
No hay hombre que no se queje de que las mujeres tardan demasiado para arreglarse. Buena parte de ese tiempo se invierte en la elección del ‘modelito’ y, por supuesto, en el maquillaje. Eso sí, nunca les verás quejarse si sacas del bolso tu gloss y das un repaso a tus labios.
Ese gesto hace que los hombres se vuelvan completamente locos, seducidos sobre todo por el brillo inmediato que reflejan tus labios. Al igual que al morderte ligeramente el labio inferior, las mujeres con una boca más voluminosa tienen aquí un arma muy potente. Será como una llamada al ‘pecado’ que no pueden resistir.
SACUDIR Y ACARICIARTE EL PELO
Saber manejar tu cabello de una manera sexy también puede ayudarte a seducir a un hombre. Buena prueba de ello son las modelos. Cuando desfilan realizan rápidos giros con los que consiguen sacudir su pelo y dejar que las cámaras recojan una pose de ensueño para las mentes masculinas.
Otra de las técnicas que mejor funcionan es acariciar tu pelo durante unos minutos. Que tus dedos jueguen con las puntas de tu cabello o simplemente que te sueltes la goma del pelo y dejes tu melena al viento pueden ser suficiente para levantar auténticas pasiones.
LANZARLE UN BESO
Dentro del coqueteo con un hombre puedes permitirte pequeñas licencias o maldades con las que volverle loco por completo, y que por norma general no realizas en tu día a día. Una de ellas es lanzarle un beso cuando te despides de él.
Es una acción que seduce a los hombres porque significa un adelanto de lo que pueden conseguir. Por supuesto, si eres Alessandra Ambrosio todo resulta mucho más sencillo. Pero si hasta ella lo utiliza para seducir, será porque resulta realmente efectivo. Pruébalo cuando ni siquiera le hayas dado dos besos en la mejilla.
MIRADA PERDIDA
La mirada es el espejo del alma y, aunque no siempre sea así, ante una mirada perdida los hombres dejan volar la imaginación y pierden la cabeza al creer saber qué estás pensando. Como decimos, prácticamente nunca adivinan tu pensamiento y discurrirá por un camino muy ardiente, pero tu mirada será suficiente para seducirles.
Este es uno de los gestos que se realizan sin buscar ese efecto, pero que resultan más efectivos precisamente por eso. Cuando un hombre detecta que una mujer intenta seducirle puede perder parte de su atracción natural, e incluso de su interés si piensa que no tiene que poner nada de su parte.
USAR SU CAMISA POR LA MAÑANA
Después de una noche pasional, no hay cosa que más pueda atraer a un hombre que despertarse y observar que su chica le ha ‘robado’ su camisa. Al ser una talla grande será suficiente para pasearte por la habitación con un improvisado vestido que le hará volverse loco y con el que deseará que regreses a la cama.
Además, las camisas masculinas -evitando los diseños horrendos que jamás debieron comercializarse- tienen un corte que realzan la figura femenina. Sí, en realidad son una prenda creada para ser lucida -en la intimidad- por una mujer.
MORDERSE EL DEDO
Y si morderse el labio resulta realmente eficaz, tampoco es complicado descubrir que si muerdes ligeramente tu dedo consigues que se derritan por completo. Se trata de un lenguaje corporal que provoca un deseo casi ineludible para la mente de un hombre y que potencia significativamente su atracción.
En este sentido hay que diferenciar entre morderse el dedo y las uñas. Las manos de una mujer son más atractivas con una manicura cuidada que, lógicamente, no puede permitirse el comportamiento nervioso que conlleva morderse las uñas. Simplemente se trata de rozar tus dientes con la punta de tu dedo índice, de forma sexy e incluso provocativa.
ACARICIAR EL CUELLO
El cuello es una de las zonas erógenas más potentes que comparten tanto hombres como mujeres y, gracias a su localización, está visible durante buena parte del día. Es por ello que ronzándolo suavemente con la cara externa de los dedos es suficiente para que un hombre pueda imaginarse, sin ir más lejos, recorriendo tu cuello con sus labios.
Prueba a acariciar tu cuello de forma disimulada, que no despierte su interés explícitamente, e incluso cerrando levemente los ojos. Así entenderá que estás cansada y que necesitas un masaje que, con un poco de suerte, él podrá darte.