Este profesor encontró una respuesta genial a la pregunta eterna de todos los alumnos

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Una vez, al profesor de matemáticas Jeremy Kun le hicieron una pregunta con la que todos nos hemos vivido sin respuesta: “¿Pero en qué lugares me serán útiles todos estos senos, cosenos, integrales y demás álgebra con geometría?” A diferencia del resto de sus compañeros, Kun no se puso con rodeos y nombró 5 razones por las que las matemáticas son importantes.

Puede que quisiéramos debatir con Jeremy, pero contra estos razonamientos tan sólidos no tenemos nada qué objetar. Sólo nos queda recordar las clases de matemáticas.

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Y no solamente reconocerlos, sino también seguir adelante para, al fin y al cabo, conseguir la victoria tan esperada sobre un problema complicado.

Supongamos, Carlos y Clara están frente a una ecuación apuntada en la pizarra de la escuela. Clara está segura de que la ecuación está resuelta correctamente, pero Carlos está convencido de que no es así. Pasada una hora, durante la cual estos dos papeles se invierten, Clara empieza a creer que su solución a la ecuación es incorrecta y Carlos se enfada y no da crédito al cambio de opinión de su compañera. ¿Una situación fantástica, no? Pero los matemáticos se enfrentan a esto casi todos los días.

Pregúntale a cualquier profesor qué hay que hacer si no consigues resolver un problema. La respuesta será muy sencilla: “Empieza desde el principio e intenta seguir otro camino. Y lo más importante, no sufras por el error cometido, porque es justo lo que, al fin y al cabo, te guió por la senda correcta”.

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La puntualidad es el don de todos los matemáticos. Es muy difícil debatir contra esto, dado que cada término, cada fenómeno, tiene su propia definición altamente elaborada.

¿Recuerdas cómo los profesores nos hacían memorizar las definiciones de las figuras geométricas o, por ejemplo, las condiciones del Teorema de Pitágoras? En la escuela, no teníamos ni idea de dónde estos conocimientos nos serían útiles. Pero vamos a pensar: ¿Siempre pronunciamos palabras sin dudar, por un momento, de su significado? ¿Podrías contestar qué es el mundo, qué es la felicidad o qué es el amor sin detenerte a pensarlo? ¿Van a coincidir las respuestas a estas preguntas con las respuestas de tu familia y otros seres queridos? Y lo más importante, ¿serías capaz de nombrar algo que no tenga una definición exacta?

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Resolver un problema de matemáticas es como jugar ajedrez. Cualquier paso descuidado e incorrecto podría acarrear consecuencias catastróficas.

¿Con qué frecuencia, haciendo los deberes de álgebra, tú acababas en un callejón sin salida sólo por el hecho de que en lugar del signo de suma pusiste el de resta? Incluso un pequeño error puede interrumpir todos los planes y convertirse en un gran obstáculo para el sueño deseado. Y las matemáticas nos enseñan a ser atentos y responsables de nuestras propias acciones. No es poco, ¿verdad?

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“Esta oración es falsa“. Así suena la tan famosa ”paradoja del mentiroso“, lo que describe con precisión aquello que sucede en la ciencia moderna.

Muchos teoremas, reglas y axiomas que antes se consideraban ciertos ya no funcionan. Esto significa que no vale la pena confiar a ciegas en una opinión de una autoridad competente en la materia hasta que lo investigues y llegues a entenderlo por tu cuenta. Los científicos llaman a esto un “escepticismo razonable”, algo que nos enseña también las matemáticas.

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Porque si tú no resuelves el problema, seguramente lo hará alguien más. Entonces, ¿por qué no ser el primero?

Fuente: genial.guru


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