Existen personas que son creyentes de los remedios naturales pero no de la medicina en sí, sin embargo, otros estamos recurriendo frecuentemente a los medicamentos, cualquier mínimo dolor y necesitamos con urgencia una pastilla que nos alivie, pero claro, cuando los padecimientos parecen ser más graves lo mejor es recurrir con un experto pues sólo ellos pueden recetar correctamente, además, la gran mayoría de los medicamentos sólo son vendidos con receta médica. Los padecimientos pueden variar mucho, algunos pueden ser aliviados con una sola toma y otros tan crónicos que terminan demandando un tratamiento.
Es cierto que los medicamentos son precisamente para curar males y que siempre son empleados correctamente cuando son recetados por un médico, no obstante, también debemos mencionar que la gran mayoría de estos dañan silenciosamente los riñones, los cuales son órganos que destacan dentro del organismo, pues son los encargados de remover las toxinas del cuerpo.
Como ya se mencionó, muchos son los medicamentos que causan daños severos y a veces incluso hasta irreversibles en los riñones, y cuando la situación se agrava es muy difícil lograr eliminar los desechos tóxicos, de esta forma se van acumulando en nuestro cuerpo y terminan causando graves daños en nuestra salud.
Cuando estas en tratamiento, es necesario siempre estar muy alerta a las reacciones de nuestro cuerpo y si detectamos algo anormal, acudir de inmediato con un especialista para que verifique que estamos consumiendo la dosis correcta y en buen tiempo. También es importante un chequeo y analizar que el medicamento es el indicado para lo que padecemos, tal vez este podría ser sustituido por otro menos agresivo.
A continuación te enlistamos los medicamentos más perjudiciales para los riñones:
Antivirales: tales como el Aciclovir, el Indinavir y el Tenofovir.
Fármacos para las articulaciones y los huesos: principalmente los de la artritis como infliximab, coloquina e hidroxicloroquina.
Reguladores de presión: el captopril.
Analgésicos: el acetaminofeno y los antinflamatorios no esteroideos como las aspirinas e ibuprofenos.
Antibióticos: Como la ciprofloxacina, vancomicina, sulfonamidas y meticilina.
Anticonvulsivos: Algunos como la trimethadione y la fenitoína.
Recuerda que es muy importante no recurrir a la automedicación, con la salud no se juega, acude siempre con tu médico o un especialista. Cuídate y cuida de los tuyos, COMPARTE esta valiosa información.
Fuente: porquenosemeocurrio