- El trabajador optimista, creativo, flexible y empático es más productivo, según investigaciones y expertos en trabajo saludable.
Cada vez más organizaciones lo tienen claro: el trabajador optimista rinde más. Los empleados felices permanecen el doble de tiempo en sus tareas, tienen un 65% más de energía y su vinculación a la empresa es mayor, según un estudio del IOpener Institute de Oxford. Por eso aumentan las empresas que deciden medir su felicidad. Una tendencia incipiente –son una minoría todavía las compañías que invierten en ello-, pero que poco a poco va calando en la conciencia de las corporaciones.
“Las empresas empiezan a darse cuenta que tienen que cambiar totalmente de hábitos”, declara Rafael Peiró, gerente de Créetelo, consultora que enseña a líderes y empleados a mejorar el compromiso con la empresa, la cohesión, el trabajo en equipo, la empatía y el buen humor –“que nada tiene que ver con la juerga y el cachondeo”, matiza Peiró-.“Es rentable y productivo”, sentencia.
“Son técnicas muy sencillas de aplicar que no cuestan dinero y aportan mucha rentabilidad”, sostiene Peiró, que fundó la compañía, con sede en la localidad valenciana de Alboraya, hace cuatro años. Desde entonces una docena de empresas han parado la producción con el objetivo de aprender nuevas habilidades que les ayuden a tener una plantilla motivada.
Algunas universidades han creado equipos de investigación que se centran en averiguar qué nos hace disfrutar en el trabajoCuantificar la felicidad laboral
Uno de los colaboradores de la consultora, Juan Pedro Sánchez, de 48 años, exdirectivo y experto en Psicología del Trabajo, Recursos Humanos y Organizaciones, detalla cómo se puede medir el nivel de felicidad de una corporación: el primer paso es evaluar el optimismo y las emociones positivas y, por otro lado, las demandas de estrés y exceso de supervisión y control; a continuación, se trabaja en diferentes sesiones aspectos como la inteligencia emocional, la empatía, la asertividad –la habilidad para reaccionar de manera adecuada a cada situación-, el autoconocimiento, el autocontrol y la autoconciencia.
La mayoría de los directivos que llegan a los talleres “la única forma que conocen para tratar a los empleados es la del palo y la zanahoria”, lamenta Sánchez. No obstante, reconoce que en los últimos años las capacidades de liderazgo que fomentan el optimismo en una corporación empiezan a entrar tímidamente en las materias que se imparten en las facultades.
La felicidad es uno de los aspectos más sometidos a estudios. “Hoy se aborda desde perspectivas neurobiológicas, médicas, sociales, psicológicas y hasta políticas”, comenta la especialista en organizaciones optimistas Belen Varela. Y, evidentemente, el ámbito laboral no es ninguna excepción, ya que en él pasamos buena parte de nuestra vida. Por eso varias universidades han creado equipos de investigación que se centran en averiguar qué nos hace disfrutar en el trabajo.
Un trabajador feliz es amable, sabe trabajar en equipo y antepone los intereses de los compañeros a los suyos.
Trabajos saludables
Un referente en este sentido es el equipo Wont, dirigido por Marisa Salanova, en la Universidad Jaume I que combina la investigación y el desarrollo de novedosos protocolos para implementar intervenciones que ayuden a crear organizaciones “saludable y resilientes”. Belen Varela, que también es profesora de la Universidad de A Coruña, aclara que los estudios científicos sobre esta cuestión, más allá de centrarse en emociones y estados de ánimo, analizan sobre todo la forma de afrontar la vida en general de cada miembro de una organización.
Y un trabajador feliz es “amable, sabe trabajar en equipo y antepone los intereses de los compañeros a los suyos”, describe Peiró. Mientras que la profesora Varela, añade: “El optimismo es una actitud con la que una persona es capaz de establecerse metas desafiantes y mantener la determinación de alcanzarlas; se refleja, por tanto, en conductas como la perseverancia, la vitalidad, la creatividad y una constante orientación al logro”, explica la especialista, que también colabora con Créetelo.
¿Cuánto tiempo pierdes yendo al trabajo cada día? Sería más productivo dedicarlo a trabajar
“Conozco muchas empresas que trabajan muy bien la motivación”, asegura Varela. La autora del libro La Rebelión de las Moscas (Ediciones B) pone como ejemplo a Cyberclick Group, la mejor empresa para trabajar en España, según el prestigioso galardón Best Workplace España en su edición de 2014. La compañía, especializada en la optimización de campañas de marketing y publicidad digital, valora sobre todo la actitud personal y los valores del trabajador por encima del currículum.
Empresas flexibles
Un común denominador en muchas de estas corporaciones es la flexibilidad de horarios ya que el objetivo no es trabajar unas determinadas horas sino conseguir determinadas metas. Así es como funciona, por ejemplo, la mitad de la plantilla de Dinsa, que recientemente ha lanzado al mercado un escritorio virtual, Libework, desde el que acceder a aplicaciones y recursos de forma segura desde cualquier lugar. “Tenemos un puesto de trabajo móvil, más que un puesto fijo”, comenta el director de Desarrollo de la compañía, Manuel Albarrán.
La empresa, fundada en 1977 y afincada en Madrid, decidió hace cinco años ser congruente con el tipo de productos que estaba vendiendo y ofrecer a perfiles administrativos, desarrolladores y directores de área la posibilidad de trabajar fuera de la oficina. Según Albarrán, esto ha tenido una repercusión positiva en la cuenta de resultados de la compañía y también en la calidad de vida de la plantilla ya que les ha permitido, asegura, conciliar mejor su vida familiar y laboral.
El responsable de Créetelo considera que esta manera de trabajar es “recomendable”, y es más, considera que “los horarios rígidos están obsoletos”, con la excepción de determinados puestos, como cadenas de montaje. Y añade el ejecutivo de Dinsa: “¿Cuánto tiempo pierdes yendo al trabajo cada día? Sería más productivo dedicarlo a trabajar”, plantea Albarrán.
Cómo crear buen ambiente
Los especialistas consultados desgranan algunas claves para generar un clima laboral óptimo:
– La confianza en los propios recursos para hacer frente a los desafíos, que se obtiene principalmente a través del conocimiento y el reconocimiento de las fortalezas y capacidades de cada persona y de la propia organización en su conjunto.
– Definir horizontes claros que permitan a las personas identificarse y encontrar sentido al esfuerzo diario.
– El buen empresario respeta a sus trabajadores, los escucha y los valora. Es jovial y amable.
– Sonreír y saludar al equipo. Hay directivos que no se dan cuenta del estado de ánimo con el que entran a la empresa –no saludan ni sonríen-, lo que genera en algunas personas un clima de desasosiego.
A menudo las empresas que intentan amplificar la iniciativa castigan el error sin darse cuenta de que equivocarse forma parte de ella
– Un jefe que cree buen ambiente debe aprender a felicitar, algo que no es habitual ya que se suelen resaltar más las cosas malhechas, e intentar solucionar los errores en equipo y no centrar la culpa en una sola persona.
– Celebrar los hitos de un proyecto, también las metas intermedias, por ejemplo, yendo a la cafetería de la empresa e invitar a merendar al equipo, organizar una comida o simplemente dedicar diez minutos a comunicar el éxito y disfrutarlo en equipo.
– Al corregir un error, el líder debe explicitar lo que quiere corregir, pero también cómo quiere que se haga porque muchas veces se suele señalar el error sin explicitar qué es lo que se espera del empleado.
– Reforzar los comportamientos positivos e identificarlos correctamente. A menudo las empresas que intentan amplificar la iniciativa castigan el error sin darse cuenta de que equivocarse forma parte de ella.
– El líder busca colaboradores, no a gente a quien le pueda mandar.
Sin embargo, según los expertos, el positivismo laboral también es sensible a los factores ambientales y a los cambios en el estilo de dirección.
Las trabas para la felicidad laboral
Pero la mayoría de las empresas no están por la labor de generar un buen clima de trabajo. Belén Varela lo atribuye a “la creencia de que no está en sus manos, sino en la de los empleados” y al hecho de que “no son conscientes del impacto que tienen sus políticas, sus prácticas o sus estilos de dirección en el ambiente laboral”.
Rafael Peiró considera que la pirámide de Maslow es extrapolable al mundo empresarial. En este sentido las necesidades fisiológicas de una empresa –el primer escalón de la pirámide- son las obligaciones dinerarias –como pagar sueldos, proveedores o el alquiler del local-. “Cuando están haciendo frente cada mes a esta necesidad no atienden otras que están en lo alto de la pirámide: las de reconocimiento, apoyo y motivación de la plantilla”.
¿Seríamos capaces de aislarnos mentalmente de esa tiranía para funcionar de manera óptima en nuestro trabajo?
El principal error que impide que los trabajadores se sientan felices en sus puestos de trabajo es el estilo directivo. Según ha podido comprobar Varela a lo largo de su experiencia en el asesoramiento a organizaciones, aspectos como la falta de reconocimiento, la presión excesiva o, incluso, la dejadez o la sobreprotección pueden mermar el ánimo de cualquier persona.
La especialista en organizaciones optimistas indica que muchos estudios han demostrado que el jefe es una de las principales causas de salida voluntaria de la empresa. Y es que a caso, plantea Varela, “¿seríamos capaces de aislarnos mentalmente de esa tiranía, para funcionar de manera óptima en nuestro trabajo?”.
Sobrevivir al ‘trepa’
Otra de las cosas que a menudo enrarece el ambiente laboral es la presencia del empleado que no duda en hacer la zancadilla a un compañero para desprestigiar su trabajo o colgarse las medallas de los logros del equipo. Los especialistas en organizaciones optimistas aconsejan alejarse de relaciones negativas o poner el foco en personas o cosas que muestren qué hacemos y qué somos capaces de hacer.
Si bien todas las empresas son susceptibles de poder aplicar estos principios y técnicas, siempre puede haber una oveja negra en la plantilla, tal como recuerda la especialista en organizaciones positivas Belen Varela: “El optimismo no es una varita mágica, no podemos hacer desaparecer al trepa ni cualquier otra circunstancia adversa”. Pero de lo que algo están seguros los expertos es que con buena cara, el trabajo sale mucho mejor.
Fuente: lavanguardia