El papa Francisco representa un cambio positivo para la iglesia católica y ha tenido muy buena receptividad en todas sus declaraciones, incluso de personas no creyentes. Ha mantenido una postura muy sensible y cercana a la realidad de hoy, fortaleciendo la función de la iglesia como mediadora.
En esta oportunidad ha manifestado de forma contundente su rechazo al cobro que realizan algunas iglesias por celebrar los sacramentos como bautizos, primeras comuniones, confirmaciones y matrimonios. Manifestó que la salvación ni tiene precio ni se puede pagar con dinero. También convocó a todos los feligreses a tener el valor de informar a los sacerdotes que eso es un pecado si llegan a ver en las iglesias una lista de precios.
No se puede contemplar ni aceptar que algo tan importante para mantener una vida cristiana como son los sacramentos tengan un costo. No tiene precio participar en las celebraciones de la iglesia y por ninguna razón debería existir ambición económica por parte de los sacerdotes. Es un derecho para los cristianos y las puertas de la iglesia siempre deben estar abiertas y sin tarifas.
Valdría la pena citar otras de sus palabras en torno a este asunto: “Jesucristo expulsó a los mercaderes del templo por querer convertir la casa de oración en una cueva de ladrones”. También expresó como mensaje a los sacerdotes: “Hay 2 cosas que Dios no va a perdonar, una es un sacerdote avaro y otra es un sacerdote que no sirve a sus fieles y los maltrata”