Una investigación publicada en la revista Frontiers in Psychology ha demostrado que el olor del recién nacido es un perfume elaborado por la naturaleza para desencadenar biológicamente el vínculo madre-bebé. Según otras investigaciones, los bebés también pueden reconocer el olor de su madre.
Para ello, se estudiaron a 30 mujeres, 15 de ellas habían sido madres recientemente y las otras 15 no tenían hijos. Las mujeres tenían que identificar varios olores misteriosos, en los que se encontraba el de un recién nacido. Mientras las mujeres olían, los investigadores analizaban su actividad cerebral en una resonancia magnética. La mayoría de mujeres identificaron el olor del bebé como agradable, pero las madres tuvieron una reacción mucho más intensa a nivel cerebral.
La sensación de una madre al oler a su hijo similiar a la de haber obtenido alimento. En su cerebro, la dopamina aumenta en la zona asociada con la recompensa. De ahí que se compare el hecho de oler a un recién nacido con el efecto de las drogas.
Estos circuitos cerebrales se activan por ejemplo al comer, cuando se ha estado muy hambriento, o al consumir drogas tras el mono. Esta reacción frente al olor del recién nacido es perfecta, ya que ayuda a las funciones maternas, como la lactancia o el instinto de protección. Ya en el embarazo el olfato se dispara, de hecho es uno de los primeros síntomas que se experimentan. La causa es debida el aumento en los niveles de progesterona y estrógenos.
Los investigadores no llegaron a una conclusión sobre si el origen provenía la experiencia de oler a su propio bebé o si era debido a cambios hormonales durante el parto en cualquier caso, para el bebé también es muy importante reconocer el olor de su madre tras el nacimiento, por lo que se recomienda no utilizar perfumes fuertes o desodorantes las primeras semanas post parto ya que en definitiva, es un sentido que se agudiza de forma bidireccional para fomentar el vínculo y que tiene un sentido vital para los dos.
Fuente: metodocanguro