El accidente nuclear de Fukushima provocó innumerables daños, tanto humanos como económicos.
Debido al escape de material radioactivo, la zona tuvo que ser despejada en un radio de 20 kilómetros. Toda la población que residía en la zona tuvo que dejar atrás sus posesiones y pasado por su propia seguridad. Pero junto a todas estas cosas, cientos de animales – atrapados en establos, encadenados o enjaulados – fueron dejados a su suerte.
Sin embargo, Naoto Matsumura – un japonés de 55 años – quiso hacer algo por ellos y volvió a mudarse a la zona radioactiva para cuidar de sus animales. Pero pronto se dio cuenta de que muchos más animales precisaban de su ayuda, así que decidió ir a liberarlos y a alimentarlos.
Ahora – 4 años después de la tragedia nuclear – Matsumura y sus animales viven de las aportaciones que la gente le hace llegar desde todo el mundo. Y aunque conoce los riesgos que las radiaciones implican para su salud, sabe que está muy bien acompañado, así que se lo toma con filosofía y con muy buen humor.