“Hay personas que hacen un esfuerzo enorme para amar. Ellas no saben por dónde empezar y si se encuentran con algo grande, no saben cómo manejarlo. Cuando los veas de frente, no te engañes, nunca podrás cambiarlas. Contigo saben el significado más profundo del amor, pero nunca van a ser lo suficientemente valientes para tener el valor de quedarse.”
–Karla Galleta.
Hoy quiero hablar de un tema muy especial que ya tiene tiempo rondando en mi cabeza, y es acerca de esas personas a las que amamos o hemos amado intensamente y no hemos sido correspondidos por ellas de la misma forma. Nos preguntamos muchas veces ¿qué es lo que realmente pasa? ¿por qué esa persona que amamos no logra expresarnos, ni mucho menos, hacernos sentir ese amor? ¿Nos amara realmente, pero es sólo que no sabe dejarlo salir de su corazón? ¿será que no es tan intenso como creemos puede serlo? o es que para ser sinceros ¿No nos ama?
El amor es uno de los principales motores del mundo. Sobre él se construyen gran parte de las relaciones personales y de los afectos familiares. Además, tiene una gran importancia en la relación con uno mismo, pues convierte la vida en una fuente de placer.
No dudamos del amor del amor de nuestros padres, ni de el de nuestros abuelos, tíos o de aquellos que podemos llamar amigos, pues es un amor que aunque muchos no lo sepan manifestar, existe y habita en el corazón.
Amar es una decisión, una elección y también un aprendizaje. Nadie nació sabiendo como amar. Por lo general lo hacemos por innatismo, pero también por un nivel de autoestima, cultura y madurez. ¿Pero saben? no todo el mundo puede (o no sabe) amar. Quien lo hace se ha atrevido a vivir un grado de libertad personal que no le asusta. ¿Hay algo más inteligente que querernos como somos y no atacarnos allí donde más débiles nos sentimos?
Con esto, no quiero juzgar a quienes no saben amar o no saben expresar ese amor, porque sé que el amor se siente, pero a expresarlo se aprende. No nacemos con un instructivo que nos diga cómo hacerlo, ni con una llave que abra esas puertas y deje salir y expresar libremente el amor. No sabemos tampoco qué historia personal exista en lo más oculto y profundo de su corazón, puedo pensar que quizá son así porque en su niñez les hicieron falta más abrazos, más mimos, mas “Te quieros” de sus padres, más demostraciones de amor. Quizá sus padres no se tomaron el tiempo para los juegos tiernos y las caricias, vaya, no dieron ni ofrecieron esos pequeños detalles que nos hacen sentir que somos los niños más valiosos a amados. En resumen: nadie los enseño a amar.
Pero no por ello los justifico, existen hombres y mujeres que aun a pesar de una historia así, han logrado manejar el dolor y los reveses de la vida, según su nivel de profundidad, según sus valores y su capacidad de levantarse. A muchos a lo largo del camino esa oportunidad no se les ha dado, o no han querido tomarla, por eso cuando de sentimientos se trata, son emocionalmente muy inestables, no quieren mantener relaciones que exijan mayores compromisos, ni mucho menos establecer lazos profundos con alguien que les muestre el principio de dar y recibir, les cuesta dar, pero quieren recibir, les da miedo equivocarse, se vuelven precavidos y creen que lo mejor es evitar o reservar sus sentimientos. Esto no quiere decir que no los tengan, sólo que tienen miedo a mostrarlos y lo intentan tapar con grandes dosis de racionalización.
Tipo de personas que no saben amar
– Personas que viven atadas al dolor de su pasado:
Esto se da mucho cuando se ha tenido unos padres difíciles, poco amorosos y que sobre todo tienen la mala costumbre de criticar a su hijo de manera inadecuada y destructiva, lo cual trae como consecuencia una baja autoestima. Es por eso que se va formando un concepto inadecuado del amor.
– Personas con deseo de perfeccionismo:
Pasamos la mayor parte de nuestra vida idealizado un tipo de persona, alguien perfecto a todo nivel y entre tanta receta y exigencia se la pasan buscando, buscando y dicen que siempre falla algo, que nunca es suficiente, cuando lo que ocurre es que temen el compromiso, temen asumir una relación donde se tiene que luchar por salir adelante en pareja con valores y con voluntad.
– Personas que necesitan conquistar, que no pueden amar a alguien en concreto:
Son aquellas que necesitan cambiar de pareja como de zapatos y para ellos cada conquista significa un nuevo reto. Y una vez que lo consigue dice que no está enamorada, que algo lo desilusionó y sino sabe qué es, lo inventa.
En el fondo esta clase de personas tienen baja autoestima, no se sienten del todo atractivas ni capaces de inspirar amor real y buscan luchar con ello. Por tanto su meta no es amar, sino aplacar su dolor de sentirse poca cosa conquistando y luego humillando.
– Personas que dicen no necesitar del amor para ser felices:
Aquí hallamos personas que han decido tener relacione abiertas, sin compromiso y han consagrado su vida a otro tipo de cosas como los logros profesionales o el mundo de las empresas.
Por lo general son personas de elevada autoestima profesional, pero intolerantes, agresivas, neuróticas y que juzgan con dureza los errores que encuentran en sus parejas.
No es nada raro que en ocasiones las personas que no saben amar hablen del amor en tono despectivo, como cuando se dice, por ejemplo, que nos vuelve estúpidos. Este tipo de afirmaciones se deben a la confusión, porque se sienten “amenazados” y lo más fácil es desconectar sus emociones, en vez de plantear sus sentimientos y expresarlos tranquilamente, como lo haría cualquier persona madura que sabe lo que quiere. Por todo esto, es válido decir que sentir amor no siempre significa saber amar
Para mí el amor no debería ser tan complejo como pretende hacerlo mucha gente, pero amar es cosa de dos. Y si damos todo por ese amor, también necesitamos que la otra persona nos ame, no que sólo intente amarnos. Queremos sentir ese amor, recibirlo, experimentarlo y retroalimentarlo, porque de lo contrario el sentimiento de poca empatía mata la esperanza y también, poco a poco el corazón.
Por mucho que nos cueste aceptarlo, estas personas existen. Y de verdad que pueden ser encantadoras, hermosas e, incluso, generosas y generalmente, no se dan cuenta que no saben amar, regularmente son incapaces de reconocer la razón por la cuál no logran o saben hacerlo, y tampoco se dan cuenta de lo que pueden llegar a lastimar y perjudicar en el proceso, no sólo a sí mismos, también a los demás.
Afortunadamente, también existen grandes seres humanos. Magos, que saben quiénes son, conocen sus dolores y sus carencias, y saben las herramientas que tienen, y las usan, personas que hacen magia en la realidad y que son conscientes del carácter sagrado de las relaciones. Personas que saben amar, que eligen lo que desean, que se hacen cargo y crecen en la experiencia, caminado con su pareja en la misma dirección, intentando construir algo juntos, y haciéndola sentir el ser más especial del planeta.
“Es tiempo de compartir con personas que amen, que vuelen. Personas sabias que comprendan que querer no es suficiente, personas alucinantes que no sólo nos vean, sino que sepan mirar el alma. “