Leo Kellner tiene 98 años y se dedica a hornear tartas para regalar a su comunidad
Leo Keller tiene 98 años y es un superhéroe de la vida real. Perdió a su esposa en 1993 a causa de complicaciones de la demencia que sufría. Después de su muerte, transformó su dolor en energía y empezó a cocinar en honor a la mujer que lo acompañó durante toda su vida y a su madre, una ávida cocinera que le enseñó sus habilidades cuando tenía apenas 13 años.
“No sabía qué hacer. Me quejaba y lloraba todo el día. Decía que necesitaba algo para ocupar mi tiempo y así comenzó. Todo lo que hago, lo hago por amor. Ese es mi ingrediente secreto”, dice este hombre que cocina para personas en una situación vulnerable desde hace más de 20 años.
En la actualidad, Leo se levanta y prepara una variedad de tartas todos los días, que regala a los más necesitados. Para lograrlo, se contactó con organizaciones sin fines de lucro que lo hicieron llegar a familias con una situación económica complicada.
“Sus tartas son maravillosas”, comentó al medio norteamericano Tribune el cura de la Iglesia de St. Michael a la que Kellner asiste. “Cada vez que tenemos algún evento le pedimos que traiga sus creaciones y él es muy generoso. Siempre lo fue”, añadió.
Keller se esmera por personalizar sus trabajos y asegurarse de que todos disfruten de sus delicias. Incluso hace tartas especiales para diabéticos, con frutas y sin azúcar.
“Ver la sonrisa en sus caras es el mejor regalo. Nadie puede comprar eso”, afirma Keller, quien hoy recibe la ayuda de un enfermero que lo asiste.
“Tengo amigos de todas partes del mundo. Me llegaron cartas desde Alaska, donde fui para asistir a un funeral y llevé una tarta”, contó. Su trabajo no se limita solo a la cocina. Muchas veces organiza eventos en su casa e incluso les enseña a los vecinos a cocinar para que haya más “manos solidarias”.
Fuente: lanacion