Tras perder a su hijo por culpa de una negligencia en el jardín de infancia, la familia Dodd y otros padres en la misma situación, se han unido para hablar de la asfixia postural en bebés y niños de hasta 2 años.
Su deseo es que este devastador suceso no vuelva a repetirse y que otras familias no tengan que pasar por una tragedia similar, ya que este problema puede evitarse tomando ciertas precauciones.
Aprendamos de su historia.
Cuando Derek y Ali Dood dejaron a Shepard su hijo pequeño, en la guardería, no tenían ninguna razón para preocuparse por su seguridad, pero un error fatal cambió su familia para siempre.
Lamentablemente aquel día, un empleado colocó al bebe en su silla de seguridad en vez de en la cuna para que durmiera. Cuando regresó dos horas más tarde, el bebé presentaba un color azulado. Alarmado llamo al 911, pero ya era demasiado tarde. Shepard había fallecido.
Un asesino silencioso
Muchos de nosotros desconocemos que los bebés, e incluso los adultos, puedan morir por culpa de una mala postura, y que de no colocarlos correctamente en la silla, podemos causarla.
La asfixia postural, se produce cuando una posición de suspensión abdominal impide que nuestra caja torácica se expanda y respiremos correctamente.
Este tipo de asfixia se suele producir en personas con movilidad reducida, como enfermos convalecientes o con parálisis, ancianos, personas con pérdida de consciencia y bebés.
Muchos bebés fallecen al año a consecuencia de la asfixia postural, y aunque muchos padres han oído hablar de ello, la población en general desconoce esta patología.
La familia Dodd ha quedado devastada tras lo ocurrido pero ha reunido las fuerzas necesarias para contar su caso en televisión con la intención de que no se produzcan este tipo de sucesos.
No están solos.
Tras el llamamiento de la familia Dodd, muchas otras familias afectadas han alzado la voz para denunciar la falta de información que existe sobre la asfixia postural, como Jennifer Albright.
Su hija Emily, falleció por asfixia posturas mientras estaba en su sillita y ella se encontraba haciendo las tareas domésticas.
“Estaba atenta, estaba sana y tranquila, no imaginé que se estaba asfixiando y no reconocí los síntomas hasta que fue tarde. Aún no he podido perdonármelo, pero cualquier padre puede cometer el mismo error si no es informado”.
La información es la mejor manera de prevenirlo.
Cuando un bebé se sienta en una sillita, el peso de su cuerpo cae sobre si mismo. Esta posición que normalmente vemos en todos los bebés, debe ser corregida, ya que de lo contrario puede sobrevenir una asfixia.
La cabeza es pesada y sus músculos débiles, por lo que no puede sostenerse erguido, y sus vías aéreas se comprimen lentamente.
Por este motivo las sillitas de seguridad disponen de cinturones que van desde el hombro hasta el abdomen. Estas cintas no son solo para impedir que el bebé caiga al suelo, sino evitar la asfixia.
Las cintas de seguridad homologadas permiten corregir la postura, pegando los hombros del bebe al respaldo, impidiendo que su peso comprima sus pulmones.
Sin embargo, una incorrecta colocación de las cintas y cierres de seguridad, puede resultar fatal.
Esperamos que la trágica muerte del pequeño Shepard y la campaña de información iniciada por la familia Dodd, ayuden a reducir drásticamente el número de menores que fallecen a consecuencia de esta extraña forma de asfixia.
Si quedas a cargo de un menor, además de los innumerables cuidados que debas procurar, recuerda abrochar correctamente los mecanismos de seguridad homologados de que disponga la silla o carrito. Del mismo modo, no los sientes en sofás, camas, o similares, pues por confortables que sean, no se idearon para corregir su postura.
Fuente: lavozdelmuro