Tras su decisión de sacar a EEUU del Acuerdo de París, brotan las alianzas para reducir las emisiones contaminantes
Si Donald Trump da la espalda al planeta, lo va a hacer solo. Sin apoyos y atando más fuerte los lazos entre el resto del mundo. Su decisión de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París acaba de dejar la imagen más icónica posible. California, que es primera economía de EEUU, y China dándose la mano para dar pasos que combatan el cambio climático.
“Nadie puede quedarse al margen. No podemos permitirnos abandonar el tremendo reto humano para hacer la transición hacia un futuro sostenible”, decía Jerry Brown, gobernador de California, en Pekín.
En una reunión a puerta cerrada, ambos establecieron una cooperación bilateral y firmaron un acuerdo para el desarrollo de tecnologías que favorezcan la energía verde. La colaboración preve inversiones en energías bajas en carbono, en investigación climática y la apuesta por las renovables.
Por separado, los dos ya daban muestras de su compromiso. Si China aspira a evitar ser el mayor consumidor de carbón mientras planea invertir alrededor de 360.000 millones en proyectos de energía limpia para finales de la década, California se caracteriza por fijarse metas ambiciosas. Recientemente aprobó una legislación para que el 50% de la energía utilizada en el Estado provenga de fuentes renovables para 2026.
El acuerdo que firman entre sí, aunque no sea vinculante como el de París, visibiliza que el esfuerzo global arrimando el hombro continúa. Quiera o no quiera Trump.
De hecho, al mandatario no se le respalda ni en su propio país ni dentro de sectores de su propio partido. Casi 250 alcaldes y una docena de estados estadounidenses se han aliado para mantener el pacto por el clima. Nueva York, Washington, Connecticut, Virginia…pero también Massachusetts o Vermont, gobernados por republicanos. En esta rebelión, Hawaii acaba de ser el primero que la ha hecho legal firmando dos proyectos de ley para “reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el Estado”.
A lo largo y ancho del mundo se ha criticado la decisión del presidente. El último en reprocharle ha sido Corea del Norte que definía su comportamiento como “el auge del egoísmo y el vacío moral buscando solo el propio bienestar, incluso a costa de todo el planeta”. Da la impresión de que Trump se va a quedar solo jugando en el patio de recreo.
Fuente: playgroundmag