Fuente original: Bebesymas.com
¿Veis a esta mujer de la ilustración? Es mi mujer. Bueno, mi mujer, y millones de mujeres que cada noche duermen con una teta fuera, o con la otra, o con las dos. O lo era, porque ahora hace ya casi un año que Guim, el pequeño de los tres, dejó el pecho por voluntad propia. Con su lactancia, con la tercera lactancia de mi mujer, llegó a sumar 9 años de dar el pecho a tres niños, que equivalen a 9 años con un pecho fuera media noche, y 9 años en los que cuando me giraba yo veía lo mismo que en la ilustración.
Y si existe el dibujo, se comparte, y lo estoy publicando, es porque estoy seguro de que esto es el pan de cada día (o de cada noche) en millones de hogares. Hogares en los que los bebés son amamantados de día y también de noche, rompiendo con un mito que dice que los bebés, por la noche, tienen que dormir toda la noche (al menos los que tienen ya 6 meses).
Ya nadie se cree ese mito
Y menos mal, porque cuando empezamos con el primero, con Jon, ahora hace 9 años, era súper habitual escucharlo: “a los 6 meses tienes que pasarlo ya a su habitación y tiene que dejar de comer de noche porque sus reservas de glucosa son suficientes como para que no necesite comer”. Y te lo decían así, y muchas madres intentando que el niño no pidiera, dándole agua para que no comiera o intentando cebarle antes de dormir, con leche y cereales, como si de una cena de Navidad se tratara, para ver si conseguía aguantar hasta la mañana siguiente, porque era lo que tenía que hacer, lo normal.
Pero el tiempo ha pasado y ha dado razón a los que de esto saben más que nadie: los bebés de 6 meses, que no solo han demostrado que es absurdo intentar que aguanten toda la noche, sino que es prácticamente imposible. Que sí, que hay muchos que duermen toda la noche, pero si hablamos de niños de pecho, niños de lactancia materna, los que hacen lo que se ha hecho desde hace millones de años, entonces son una minoría.
La mayoría se sigue despertando por la noche, la mayoría mama y la mayoría acaba así, como en la imagen, mamando un rato hasta que se llena o se duerme, con mamá dormida, hasta tal punto que llega la mañana y ni la madre sabe en realidad cuántas tomas ha hecho ni le importa demasiado, porque así duerme ella y así duerme el bebé, y así se alimenta el niño, también de noche, hasta el punto de cumplir lo que también se demostró en un estudio: que los bebés que duermen con sus padres son amamantados durante más tiempo.
Con la teta fuera, ¿también de día?
Seguro que cada mujer, con su lactancia, tiene varias anécdotas, y alguna parecida a la de Miriam: “Hoy he abierto la puerta con la teta fuera”, me dijo un día. Y no me sorprendió… más bien, me pareció normal. Un momento de locura, ella sola con los tres, el niño mamando, tratas de atender a otro que pide no sé qué o se queja de no sé cuántos, te levantas, el pequeño que se suelta, piensas que ahora vuelves a darle un poco más y no te la guardas, llaman a la puerta, ya no sabes para dónde tirar, y mira, como lo más normal del mundo abres la puerta. El chico te mira raro, te entrega tu paquete y se despide cohibido. Tú no sabes a qué viene esa conducta, y entonces cierras la puerta, te giras, te acercas al niño de nuevo para sacarte el pecho y seguir con lo que estabas y te das cuenta de que ya la tienes fuera. “¡Olé!”.
A ver cuándo os juntáis unas cuantas (madres lactantes) y publicáis un libro con vuestras anécdotas, ¡que seguro que será la mar de divertido!
Fuente original: Bebesymas.com