Cuando la hembra de pez payaso desaparece del nucleo familiar, el macho cambia de sexo y se transforma en hembra para asegurar la supervivencia de la prole.
Una de las variedades de pez payaso, el Amphiprion bicinctus, es monógamo y hermafrodita secuencial protándrico. Esto quiere decir que todos los alevines de estos peces son machos pero tienen la capacidad de convertirse en hembras cuando la situación jerárquica en el grupo lo permite. El ejemplar mayor del clan se convierte en la hembra dominante del matriarcado, que es como se configura su sociedad. Luego ponen huevos de forma elíptica, demersales y adheridos al sustrato, que los machos se encargan de oxigenar hasta que nacen los alevines. Al cabo de una semana, los alevines se independizan de sus padres.
En realidad, entre las especies de peces de arrecife, que un ejemplar cambie de sexo tras reproducirse varias veces no es una novedad. Pero el proceso de hermafroditismo secuencial era un misterio para los científicos desde el punto de vista molecular. Entre estos peces payaso (Amphiprion bicinctus), es habitual que cohabiten un macho y una hembra adultos con varios alevines. Cuando la hembra desaparece, el macho altera sus niveles hormonales y sus comportamientos y se transforma en hembra para restaurar el equilibrio anterior. Esto produce poblaciones más resistentes a los cambios del entorno y estimula su capacidad reproductiva.
Recientemente, científicos de la King Abdullah University of Science and Technology (KAUST) de Arabia Saudí han estudiado este fenómeno y han identificado los cambios en la expresión de los genes dentro del cerebro y las gónadas que conducen al proceso del hermafroditismo secuencial. Para ello, compararon los perfiles de actividad genética en machos y hembras adultos y en machos en diversas fases de su proceso vital. Después de estar dos semanas separados de una hembra, la expresión de los genes en el cerebro de los machos cambiaba notablemente como anunciando el inicio del cambio de sexo. El estudio, publicado en Scientific Reports, ha servido para identificar numerosas secuencias moleculares capaces de afinar y controlar la proporción de cada sexo en una población de peces, según Timothy Ravasi, del Programa de Epigenética Ambiental de la KAUST.
Un candidato clave es un gen que codifica una enzima llamada aromatasa, responsable de un paso fundamental de la biosíntesis de los estrógenos. Esta enzima estaba altamente expresada en los cerebros y gónadas de los peces que se adaptaban a las alteraciones del sexo. Además, el equipo de científicos descubrió que muchos otros genes pueden interactuar con la aromatasa para gestionar la degeneración de los testículos y el desarrollo de los ovarios. A partir de estos hallazgos, los científicos quieren estudiar la influencia los factores ambientales, y especialmente el cambio climático, en este proceso adaptativo de los cambios de sexo.
Fuente: muyinteresante