Hasta hace apenas un par de décadas, las mujeres de 50 años eran vistas como unas dulces abuelas. A esa edad se suponía que ya debían estar preparando su inminente retiro de la vida laboral y que su vida afectiva, estuviera como estuviera ya era un tema resuelto y definido.
Uno de los cambios culturales más notorios de los últimos años es precisamente el de los roles según la edad. Y esto se ha reflejado muy especialmente en la mujer. Antes, por ejemplo, no era infrecuente que las chicas de 18 años ya estuvieran casadas. Hoy, en cambio, la mayoría de las mujeres de esa edad no tienen planes de matrimonio a corto plazo.
“Cualquiera que deje de aprender es viejo, ya tenga veinte u ochenta años. El que sigue aprendiendo sigue siendo joven”.
-Henry Ford-
Igual ha ocurrido con las mujeres de mediana edad. Los 50 ya no son la edad para “salir de circulación”. Por el contrario, lo que se observa es que muchas mujeres aprovechan esa década de sus vidas para hacer balances productivos y animarse a vivir nuevas experiencias que se habían quedado entre el tintero, principalmente por falta de tiempo.
Se sabe, por ejemplo, que es creciente el número de mujeres de 50 años que se divorcian. También es alto el número de mujeres que a esa edad inician una empresa o un negocio particular. Como es claro, lejos de sentir que ya todo está acabado, muchas mujeres en esta década apuntan a un nuevo comienzo.
Las mujeres en la mediana edad
La mediana edad es una etapa de grandes cambios, en todos los sentidos. El reloj biológico indica que el ciclo fértil ha concluido. La piel ya no es tan tersa como antes y descubres que las líneas de la sonrisa se quedan ahí, aun cuando estés seria. Ya no te puedes comer una rebanada de pizza a media noche, si no quieres tener un despertar infernal.
Los cambios físicos traen consigo etapas de profunda inestabilidad. Las mujeres en esta edad tienen que acostumbrarse a vivir en un nuevo cuerpo y no siempre es fácil. También tienen que aceptar que los patrones con los que evalúan su atractivo deben ser otros. Algunas no lo aceptan jamás y siguen tratando de revivir en sí mismas a la chica de 20 años que fueron.
Los 50 años también son una edad de balances. Se ha adquirido una experiencia y una madurez importantes. Al mismo tiempo, todavía se cuenta con gran vitalidad. La vida hace pequeños anuncios que indican que el eclipse se avecina. Por eso, para muchas mujeres es hora de tomar decisiones importantes que antes habían sido pospuestas.
La perspectiva frente al amor y a la pareja ahora es muy diferente. Se ama con mayor serenidad. Las cincuentañeras actualmente se sienten más capaces de dejar ir y de irse. Por eso sus relaciones son más libres y sanas. Hay más realismo y las expectativas frente al amor adquieren dimensiones más precisas.
El rol laboral en una edad maravillosa
Algunas tenían hijos y debieron repartir su tiempo entre un trabajo y la crianza de los chicos. Muchas sintieron que ambas cosas las hicieron a medias. Aun así, a esta edad lo más frecuente es que la tarea de crianza ya haya concluido. Los hijos ahora se ven como personas independientes, que no necesitan de la tutela materna para seguir viviendo.
La mayoría de las mujeres de 50 años están trabajando, o cumplen algún rol laboral. Con el final de la crianza, suele suceder que vuelvan los ojos hacia ese trabajo que pudo haberse experimentado como un estorbo en otros tiempos, pero que ahora se convierte en un factor fundamental. Es frecuente que se descubran nuevas motivaciones u objetivos. Muchas a esta edad deciden ir a la universidad o inscribirse en cursos sobre temas que son de su interés.
Los 50 son una gran década para encarar nuevos desafíos laborales. La experiencia laboral puede ser considerable y muchas sienten que llegó la hora de pasar a la siguiente etapa. Puede que inicien su propio negocio, o que reorienten su vida profesional. Es un magnífico momento para hacerlo.
Algunas aprenden a vivir de otra manera, con mayor calidad. Es un tiempo propicio para ello. Otras sucumben a una nostalgia inútil por los años que se fueron y ya no volverán. Es posible que se depriman un poco. Pero todas las cincuentañeras, con seguridad, tienen las herramientas necesarias para poner en orden las cosas y disfrutar de una edad en la que todo puede ser mejor.
Fuente: lamenteesmaravillosa/ Edith Sánchez