La capital holandesa espera convertirse en una zona libre de emisiones CO2 para 2050
Reconversión energética. El futuro próximo de la ciudad de Amsterdam pasa por esas dos palabras.
El gobierno local de la capital holandesa quiere que la ciudad de los canales sea la primera del mundo en abandonar el gas natural.
Con el objetivo de cumplir el Acuerdo de París, Ámsterdan desconectará de la red de gas natural el año que viene unas 10.000 viviendas antiguas de su propiedad. De momento, dos barrios de nueva planificación ya se han construido sin esa infraestructura, y se espera que en los próximos 4 años más de 100.000 hogares se puedan abastecer sin necesidad de gas natural.
El plan es que toda la ciudad pueda funcionar sin gas natural a la altura de 2050, para hacer de la urbe una “zona libre de emisiones de CO2”.
Como alternativa, el ayuntamiento espera llevar hasta los hogares “ una red alternativa alimentada con la energía restante de la industria, y también la derivada de la quema de basuras en dispositivos específicos”, señalan sus portavoces.
El cambio se producirá de manera gradual para que las compañías eléctricas y energéticas puedan hacer frente a la caída en el consumo de gas y adaptarse al nuevo modelo. Además, para evitar gastos adicionales a los ciudadanos, el ayuntamiento ha pedido ayuda al Estado. Como país, Holanda debe asumir el Pacto Energético Nacional, un acuerdo firmado en 2013 por más de 40 entidades que busca un ahorro de consumo energético de un 1,5% anual.
El ayuntamiento quiere convertir a la capital de Holanda en la primera ciudad del mundo en abandonar el gas natural para siempre
Para convencer a los escépticos, el ayuntamiento ha puesto varios ejemplos de entidades que ya utilizan alternativas similares como el Jardín Botánico y el museo Hermitage. Ambos espacios se ayudan entre ellos: mientras uno produce calor el otro lo recibe, y con el aire acondicionado hacen justo al revés.
Además del propósito ecologista, la intención de reducir el consumo de gas natural obedece a otras causas. Más concretamente, a los terremotos.
Holanda extrae parte del gas natural del Mar del Norte y las labores de extracción producen seísmos de 4,5 grados en la región de Groningen, al norte del país. Por ello, el ministerio de Energía acordó reducir la extracción de gas, por lo que el resto del combustible tuvo que exportarse de Rusia y Noruega. En el caso de que se acabara con el consumo de gas natural, la dependencia de Holanda respecto a estos dos países sería menor y el país estaría más cerca de cumplir los objetivos firmados en el Tratado de París. Lo que se conoce como un win win, vamos.
Fuente: playgroundmag