Amputan la pierna de una modelo por culpa de un tampón. Sé precavida, también puede pasarte a ti

Gracias a Vice sabemos que un tampón provocó un shock tóxico que acabó con la amputación de una pierna y casi con la vida de Lauren Wasser, una super modelo de California, residente en Los Angeles.

Si alguna vez te has molestado en leer las instrucciones y advertencias que aparecen en las cajas de tampones, entonces has oído hablar del síndrome de shock tóxico, una rara pero grave enfermedad de origen bacteriana.

Esta enfermedad, es uno de los principales riesgos de usar tampón y esta causada por una bacteria llamada Estafilococo Aureus que habita de forma natural en nuestra piel, axilas, vagina, perineo y faringe sin causar infección. De hecho, cerca de un tercio de la población tiene esta bacteria en su cuerpo sin que ello implique un problema de salud.

La mayoría de las cepas de la bacteria no producen toxinas, pero algunas sí. Los problemas surgen cuando usamos un tampón super absorbente, ya que esta concentración de fluidos en un entorno cálido favorece el crecimiento de bacterias y la síntesis de la toxina, que puede llegar a ser fatal.

Esto no es ciencia ficción, todas las marcas de productos de higiene femenina advierten de ello, aunque lo realizan en pequeñito en sus cajas. Aun así la mayoría de las mujeres nunca han ido hablar de esto y las usuarias no saben percibir los síntomas hasta que es demasiado tarde.

Es por eso que Lauren Wasser ha querido compartir su caso con el mundo con la intención de hacer un llamamiento para que las mujeres se conciencien de los riesgos y los reduzcan.

Los hechos.

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Cuando estaba en la cima de su carrera como modelo, Lauren comenzó a sentirse muy mal. Tenía el período y pensó que era algo normal.

Dos días después despertó en el hospital, desorientada, los medicos le comunicaron que debían amputar su pierna, había sufrido un shock tóxico por culpa de su tampón.

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Todo comenzó el 3 de octubre de 2012, cuando Lauren empezó a sentirse débil, era como si tuviera la gripe. También coincidió que tenía su período, y por ello corrió hasta una tienda cercana para abastecerse de su marca de tampones, Kotex Natural Balance.

Lauren llevaba 11 años lidiando con su período y Kotex era parte del ritual. Como la mayoría de las niñas, su mamá le había explicado los entresijos de la utilización de tampones cuando tenía 13 años, mostrándole cómo usar el aplicador y advirtiéndole de cambiar el tampón cada tres o cuatro horas. Llegados a este punto las reglas de uso eran una obviedad.

Ese día, Lauren reemplazó su tampón por la mañana, medio día y la tarde. Más tarde, por la noche, fue a una fiesta de cumpleaños pero su malestar continuaba en aumento.

“Traté de actuar con normalidad”, aunque en ese momento estaba luchando para mantenerme en pie, todo el mundo estaba como, ‘Tía, te ves horrible. Cuando no pude más volví a casa, me tumbe en la cama y cerré los ojos. Lo único que quería hacer era dormir.

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Lo siguiente que recuerda es despertar con su cocker spaniel sobre en su pecho ladrando agresivamente. Alguien estaba golpeando la puerta y gritando: “¡Policía, policía!”

Lauren se arrastró hasta la puerta, y un policía entró para inspeccionar el apartamento. La madre de Lauren, que recién había salido de una cirugía, se había preocupado al no saber nada de su hija y dio parte a la policía.

“No tenía ni idea de cuánto tiempo había estado en la cama, y no pude recordar si era de día o de noche. Ni siquiera había sacado a mi perro y todo estaba lleno de excrementos. El policía miró el piso, me dijo que llamara a mi madre, y se fue.”

Lauren logró alimentar a su perro y contactó a su madre, quien le preguntó si necesitaba una ambulancia.

“Pero yo estaba tan enferma que no pude tomar esa decisión por mí misma. Le dije que quería ir a la cama, y que la llamaría por la mañana. Y eso fue lo último que recuerdo”.

Al día siguiente, su madre envió a un amigo de la familia junto con la policía. Cuando tiraron la puerta abajo, encontraron a Lauren en el suelo de su dormitorio.

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Trasladada de urgencia al hospital, los médicos dijeron que estaba a 10 minutos de morir. Tenía 42 grados de fiebre, sus órganos fallaban y temían que sufriese un ataque al corazón. El personal sanitario no lograba estabilizarla, y nadie tenía ni idea de lo que le estaba pasando hasta que llamaron a un especialista en enfermedades infecciosas. El profesional preguntó de inmediato si tenía puesto un tampón. Nada más comprobarlo, lo extrajeron y enviaron al laboratorio dando positivo para el síndrome del shock tóxico.

Los médicos comunicaron a la madre de Lauren que las siguientes horas eran criticas y que se preparará para lo peor. Obviamente Lauren no recuerda nada de todo esto, pues se hallaba inconsciente. Despertó en su habitación, completamente hinchada, llena de tubos por todas partes y sin poder hablar.

“Era un dolor tan atroz que no sé cómo describirlo”.

Mucho peor que la desorientación fue la sensación de ardor que sentía en manos y pies. La infección se había convertido en gangrena, y tres años después, aun se emociona y le tiembla la voz al contar cómo se enteró que debían de amputarle la pierna.

“Mi madre se hallaba en la habitación llorando y rezando por su pierna. Inmediatamente pensé, ‘¡Oh, no! Está hablando de mi, voy a perder mi pierna” Y comencé a llorar.

Vuelta a casa.

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“Quería morirme cuando llegué a casa. Un día era una modelo con una carrera brillante por delante y al día siguiente había perdido mi pierna derecha, medio pie izquierdo, estaba en silla de ruedas y no podía ni caminar hasta el baño.

Lloraba en mi silla, lloraba sentada en un taburete en la ducha, lloraba en la cama… me costó un tiempo darme cuenta de que todavía valía la pena, y de que todavía era linda”.

Su lucha contra la empresa que fabricó sus tampones empezó sin su conocimiento en el hospital, cuando su madre contrató a un abogado. Pero ella se sumó a la causa en cuanto estuvo lúcida.

“Como parte de mi recuperación, una amiga fotógrafa me sacaba a pasear y me realizaba fotos. Ya sabes, yo no me sentía bella, pero ella me enseñaba en sus trabajo otro tipo de belleza. Durante nuestras salidas comenzamos a preguntas a las chicas y mujeres que encontrábamos por la calle si conocían el síndrome de shock tóxico, sus síntomas o como podría aparecer. La respuesta siempre era negativa.”

Entonces contactó con otras personas afectadas, y grupos de presión para dar a conocer su caso e informarse de otros. Así es como contactó con la congresista de Nueva York, Caroly Maloney quien espera poder sacar adelante la ley Robin Danielson, un programa de investigación sobre los riesgos que conlleva la presencia de dioxina, fibras sintéticas, fragancias químicas y otros componentes en los productos de higiene femenina, y que se llama así en honor a una mujer muerta por shock tóxico en 1998.

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Lo más difícil de la promulgación de esta ley será rebatir la existencia de la etiqueta de advertencia de la FDA. Según cuenta Laureen, el shock tóxico es poco frecuente, pero está ahí, y las marcas no hacen nada por reducir el riesgo.

“Parte de nuestro trabajo es explicar que, aunque haya una pequeña advertencia en la caja, no cambia el hecho de que hace más de 20 años que existen materiales para hacer tampones seguros, pero que los fabricantes han elegido no usarlos. Las marcas dicen que sus tampón es ‘natural’, cuando en realidad se trata de los materiales hechos por el hombre que los hacen peligrosos.

La publicidad nos hace pensar ‘¡Oh!, estos son los de algodón natural,’ pero no son naturales, tienen mezcla sintética, y no son de algodón, si lo fueran, la posibilidad de shock tóxico casi nula”.

El Dr. Philip M. Tierno, profesor de microbiología y patología en la Escuela de Medicina de NYU apunta que “La mayoría de los fabricantes de tampones utilizan mezclas de rayón de viscosa y algodón, rayón viscosa o puro, y en cualquier caso esos tampones proporcionan las condiciones físico-químicas óptimas necesarias para causar la producción de la toxina TSST-1 si una cepa toxigénica de Staphylococcus aureus es parte de la flora vaginal normal en una mujer”, dice.

“El síndrome de shock tóxico puede resultar si una mujer no tiene anticuerpos contra la toxina o baja de anticuerpos. Por lo tanto los ingredientes sintéticos de los tampones son un problema, mientras que los tampones de algodón 100% proporcionan el riesgo más bajo, si ningún riesgo en absoluto.”

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“En los anuncios de tampones todo es de color de rosa y lo cierto es que a mi este producto me ha hecho mucho daño. Sólo queremos que se informe y sean sinceros sobre los riesgos, para que conociéndolos las mujeres podamos elegir conscientemente”.

Como ocurre con los cigarrillos, Lauren quiere que la información de advertencia en las cajas de tampones sea más grande y más clara.”Sabes que los cigarrillos pueden matarte, así que es tu decisión si los fumas”, pero la ley obliga a poner la información tan grande que no puede ser obviada.

“Si yo hubiera conocido toda la información sobre el síndrome de shock tóxico, jamás habría usado tampones. Y ahora jamás volveré a usarlos”.

Los expertos recomiendan utilizar tampones de baja abocino para cambiarlos con mayor frecuencia y disminuir el riesgo, incluso levantándose en mitad de la noche para hacer un cambio, pues no se debe mantener nunca más de 4 horas.

También recomiendan usar o combinar los tampones, la copa menstrual, puedes leer un artículo completo sobre ella aquí.

Poco a poco.

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Tres años han pasado y aunque no ha sido fácil Lauren se encuentra mejor. Su amiga ha comenzado a fotografiar su cuerpo, y no sólo su cara. Las fotos que acompañan este post corresponden a su última sesión en la que ya se atreve a mostrar su pierna protésica.

Ahora empieza a bromear sobre su condición y a aceptarse como es. Eso si tiene muy claro que luchara para conseguir que ninguna niña tenga que pasar por lo mismo. La información nos hace libres de tomar nuestras propias decisiones y por eso desde la voz del muro nos hacemos eco de su noticia.

Fuente: lavozdelmuro




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