Como bien se sabe, el carácter del niño se forma en la primera infancia. Por lo tanto, con el fin de criar a una persona fuerte y preparada para la vida, es muy importante prestarle tanta atención como sea posible en su niñez.
Por eso te traemos 8 juegos educativos con los que se pueden desarrollar ciertas cualidades del niño, a la vez que te diviertes con él.
No estoy de acuerdo contigo
El juego consiste en hacer preguntas sobre las preferencias personales del niño. Es mejor no jugar a solas con tu hijo, sino en grupo y dividiéndose en parejas. Por ejemplo, uno de ellos pregunta: “¿Qué libro has leído últimamente?“ Él puede responder: ”El patito feo“. Y su interlocutor debe decir: “Es un mal libro, no necesitas leerlo”. La tarea del niño es demostrar que ese cuento es bueno y merece ser leído.
En resumen, las preguntas pueden ser muy diferentes. Así, conseguirás que tu niño aprenda a defender su punto de vista y hablar con propiedad.
Qué quieres que haga el otro
Este juego también está diseñado para un grupo de niños. Antes de empezarlo, cada participante debe darle a quien lo organiza una tarea: cantar cualquier cosa, ir a un lugar, llamar, maullar… no hay límites. Después de que cada uno invente y exprese su deseo, a los niños se les explican las reglas del juego. Cada participante debe cumplir su deseo él mismo. Y los que intentaron ponerlo difícil o hacerle pasar un mal al otro, caerán en su propia trampa. Esto permite enseñar una actitud seria y responsable hacia el desarrollo del papel de líder.
Inventar historias
Este juego desarrolla muy bien la imaginación. Hay que darle al niño varias palabras, no relacionadas lógicamente entre sí, y pedir que las una en una historia. Por ejemplo: bosque, rueda, café, automóvil, ola, luna, envidia, piel, techo, nieve.
¡Te sorprenderá la fantasía increíble que pueden crear los niños!
El globo
“El globo” es un juego maravilloso que le enseñará a respirar de manera correcta, relajarse y te ayudará a entender mejor a tu hijo. Dale un globo luminoso y pídele que lo infle. Y luego, que suelte lentamente el aire de vuelta a su boca, sin abrir los labios, como si él fuera el globo que se infla, y no al revés. Después, dile que deje salir el aire lentamente como si el globo se desinflara poco a poco.
A continuación, puedes pedirle al niño que te cuente situaciones en las que se sintió como ese globo: cuando no podía aguantar algo y quería estallar como un globo muy inflado. De este modo, vas a demostrarle al niño cómo puede calmarse en momentos difíciles, ofrecer soluciones a diversos problemas y, en general, averiguar qué cosas le preocupan y ayudar a superar las dificultades. Y al mismo tiempo entrenar su sistema respiratorio, por supuesto.
Soplar la vela
Este juego también tiene como objetivo aprender a respirar profundamente: inhalar por la nariz, inflando el abdomen, y exhalar lentamente por la boca como si quisieras apagar una vela. Después de que el niño comprenda las instrucciones, siéntalo en una silla a 2 metros de distancia de la vela que está sobre la mesa.
Mientras tanto, no puede levantarse, acercarse, ni inclinarse siquiera, ligeramente, hacia la vela. Debe tratar de apagar la vela a esa distancia. El juego no termina hasta que el niño no apague la vela.
Piropos
Este ejercicio está diseñado para un grupo de niños. Se sientan en un círculo y tienen que decir, mirándose a los ojos, unas pocas palabras amables a quien tienen al lado. Y éste tiene que agradécerselo en señal de respuesta y dirigirse al siguiente jugador.
Algunos niños tienen dificultades para decir un cumplido y hay que ayudarles con preguntas principales que los guiarán o darles ejemplo, diciéndolo tú por ellos. Los niños pueden aprender mucho, porque decir un piropo es un arte.
Adivina qué pasó
Busca imágenes o una fotografía que muestre alguna situación de la vida, por ejemplo, cómo premiar a alguien con determinado diploma. Pídele a tu hijo que sugiera qué precedió a esta situación y qué, en su opinión, puede ocurrir a continuación.
Esta actividad desarrolla la lógica y la imaginación. Cuanto más detallada resulte la historia del niño, mejor. Para ayudarlo, puedes hacer tú las preguntas que lo guiarán.
Inventa una historia junto a él
El juego está diseñado para un grupo de niños. Todos se sientan en un círculo y tú, como director del juego, comienzas la historia: “Érase una vez…”. Luego, el primer niño sentado a tu lado continúa la historia y así sucesivamente siguiendo el círculo con una frase de cada niño. Cuando llegue tu turno, puedes dirigir la trama de la historia hacia un lado más lógico. Los niños, haciendo este ejercicio, se divierten porque les fascina y, lo más importante, hace que trabaje su imaginación.
Fuente: genial.guru