Irlanda no solo es el país de hermosas bahías, islas, valles y acantilados. Este país tiene una historia, cultura y mitología tan singular que inevitablemente se reflejan en sus paisajes. Todo aquí respira libertad. Cada castillo, cada muro, cada molino e incluso cada camino rural tiene alguna historia o leyenda que se está transmitiendo de generación en generación.
Parece que la naturaleza de esta «Isla esmeralda» fue creada para los amantes de la soledad. El clima impetuoso con vientos fríos incluso en verano, los acantilados solitarios y la naturaleza salvaje, enmarada por el Océano Atlántico, parece que ahuyentan las multitudes de turistas.
Sin embargo, aquellos que se atreven a visitar este magnífico lugar con otros fines, no se decepcionarán para nada. Si no eres de las personas que exploran la naturaleza, puedes elegir otro tipo de pasatiempo, como, por ejemplo, entrar en alguno de los famosos pubs irlandeses para probar la cerveza .
La Roca de Cashel fue residencia de los reyes de Munster durante siete siglos antes de la invasión normanda.
Puente colgante Carrick-a-Rede Rope Bridge.
Un arcoíris cerca de Acantilados de Moher en la costa Atlántica.
Acantilados de Moher.
El medieval Castillo de Ashford en las costas de Lough Corrib y el Rïo Cong.
Una vista de la costa.
La Calzada del Gigante es un área costal única que tiene alrededor de 40.000 columnas de basalto como resultado de una erupción volcánica antigua.
Puente hacia las estrellas, Wicklow.
Las Islas Skellig.
Aurora boreal sobre las ruinas del Castillo de Dunluce.
El cielo sobre las colinas.
Un verano típico irlandés.
Ovejas, Península Dingle.
Dublín en la noche.
Wicklow.
Castillo de Doonagore.
El puente de Glanworth, Condado de Cork.
El Anillo de Beara, Condado de Cork.
Benbulbin, una formación rocosa en el Condado de Sligo.
Condado de Galway.
Un faro en la costa de Lough Swilly.
Fuente: genial.guru